NADIE NOS HA ENSEÑADO.
… están ocurriendo un montón de cosas en
nuestros pueblos y barrios, cocinadas
bajo
el espectáculo ensordecedor de la descomposición del sistema político
institucional,
que se erosiona lentamente.
madrilonia.org
Sobre la actual crisis, o
agudización de la crisis crónica que desde la I Guerra Mundial padece el
capitalismo, se están vertiendo verdaderas cataratas de tinta, ya sea en el
papel o en la pantalla. Hay opiniones de todos los tipos, desde las que dan
miedo, a las que hacen reír, pasando por algunas, las que menos, que parecen
aportar soluciones. Sin embargo, desde la perspectiva de nuestro barrio, más
vale que nos ahorremos tinta y vayamos directos al núcleo: Suben los
presupuestos en defensa y seguridad, es decir,
en medios de control y represión para defenderse del propio pueblo o
agredir a otros y, mientras tanto, los presupuestos en sanidad, educación, y asistencia
social caen en picado.
Eso sólo puede significar
una cosa, la clase dominante, los que manejan el dinero, se sienten incapaces
de controlar su propio engendro y, atrincherándose en la manipulación
económica, se disponen a dejarnos en pelotas y a merced del mercado, es decir,
de 'la mafia' pura y dura. Es algo visible a simple vista, cada vez hay más
cámaras en la vía pública, mas controles. La brutalidad de la policía va en
aumento impunemente, autorizan a las policías privadas (empresas de seguridad)
a identificar y detener personas... Cada vez gastan más dinero en armas y
sofisticados medios de protección, por el miedo a las consecuencias que ese
abandono de sus obligaciones sociales pueda suponer.
Eso significa que todos
aquellos servicios que dependen del estado, y por los que pagamos un elevado
porcentaje de nuestros sueldos, van a quedar reducidos a mínimos
propagandísticos. Eso significa que la mayor parte de lo que pagamos,
ingenuamente, para sostener 'el estado del bienestar' va a ir directamente a
bolsillos privados, sin beneficio ninguno para quienes los pagamos. En el campo
de la medicina, por poner un ejemplo, significa que pagaremos fuertes
cantidades de dinero para sostener el sistema de seguro médico, pero que si
queremos que nos curen de verdad, habrá que echar mano de dineros que no
tenemos para pagar las demenciales facturas de la medicina privada.
Hay un detalle que rara
vez se destaca, pero que resulta sorprendente para la lógica de las personas
honradas: Podría admitirse que, como todo, los servicios de protección social
subieran de precio, por la mayor sofisticación en las prestaciones, comodidad
en el servicio o cualquier otro de los motivos que suelen inventarse. En tal
caso no nos quedaría más remedio que rascarnos, un poco más, los bolsillos pero
seguiríamos 'disfrutando' de unos servicios sociales mínimamente dignos. ¡Pues
no! Estos señores, los capitalistas, el FMI, la UE o quién demonios sea, han
decidido que la solución es quitarnos derechos ya adquiridos y universalmente
reconocidos. Han decidido, con el vergonzoso beneplácito de las élites
universitarias, apropiarse de cualquier adelanto científico o humano, producto
del esfuerzo de innumerables investigadores, técnicos y operarios, e impedir
que los pueda disfrutar cualquiera que no sea de su clase. Y eso también tiene
su significado: 'Si no tienes dinero para pagar el servicio te jodes'. Pero
todo esto no son más que lágrimas junto a la máquina del café.
Tal como se están poniendo
las cosas, nos guste o no, resulte cutre o moderno, trasnochado o actual, no
nos va a quedar más remedios que recuperar viejas ideas como la 'autogestión' y
empezar a plantearnos que puede significar eso aquí y ahora.
A nivel individual, si el
entramado político y económico que padecemos consigue sus objetivos, vamos a
tener que recurrir a la miseria que nos dan por nuestro trabajo, para cubrir
las necesidades básicas que nos permitan estar activos ¡precisamente! en ese
mercado del trabajo.
Pero a nivel colectivo,
cada vez más, vamos a necesitar recurrir a medios autogestionados para
solventar urgencias que, con la mayor de las desvergüenzas, la administración
no solventa.
Queda para otros foros y
para otras cabezas más dotadas, dilucidar si esa actitud autogestionaria de la
miseria, es un paso positivo o negativo en el avance general de la clase
trabajadora(*). A nosotros no nos queda más remedio que quedarnos con la
realidad aplastante de unos vecinos que no pueden dar de comer a sus hijos. En
ese marco, con todos sus pormenores, hay que situar la iniciativa de la AVV al
impulsar un Banco de Alimentos, con ocupación de local público incluida. Así
mismo resulta una experiencia que nos adelanta, según sopla el viento, lo que
van a ser los próximos retos de la 'vida comunitaria'. Si es que la vorágine
neoconservadora no acaba con cualquier rastro de algo parecido...
El caso es que, a pesar de
haber pagado por ellas, las soluciones las hemos de poner nosotros. Además, si
queremos que esas soluciones sean reales, han de participar todos los implicados.
Lo que quiere decir todos y cada uno de los vecinos. Descubriendo una
responsabilidad que nadie nos ha enseñado: El hecho de ser vecino implica la
responsabilidad de lo que en el barrio ocurre, de la misma manera que nos
sentimos responsables de lo que ocurre en nuestra casa.
Sin embargo, esa especie
de desengaño que sentimos al comprobar que no se cumplen nuestras convicciones,
nuestra educación, la que decía que protestando 'el poder' se modera, suele
arrastrarnos a posturas contrarias a esa 'responsabilidad colectiva'. Porque
eso es lo que nos han enseñado, como no podría ser de otra manera. A todos se nos ha educado en el
individualismo más cerrado. Lo cual es perfectamente lógico si tenemos presente
el modelo de salvaje competitividad que tenemos por 'sociedad'. Y ¡una vez mas!
nos toca rebelarnos contra una educación que la realidad tritura.
En nuestros barrios la
realidad, contradiciendo la didáctica oficial, nos demuestra de forma
inequívoca que la 'salvaje competitividad' no lo arregla todo, más bien al
contrario, va dejando un rastro de víctimas cada vez más grande. En situaciones
de bonanza económica es el estado quien, miserablemente, se hacía cargo de esas
víctimas. La cosa es que, ahora mismo, el estado, es decir el montaje político
de la burguesía, ha decidido ignorarlas. Las considera como problemas
individuales, les aplica la ley y se quedan tan anchos... Pero en La Meri todos
sabemos que, individualmente, esos problemas no tienen solución.
Si queremos que subsista en
nuestros barrios algo parecido a la convivencia, hemos de ponernos en la tarea
de aprender a dar
soluciones a problemas colectivos, aunque nadie nos ha enseñado a pensar como
colectivo. Y lo que es peor, salvo los concienciados de siempre, nadie
sospechaba que 'pensar como colectivo' llegara a ser tan necesario.
Sencillamente porque algo así, el 'ser colectivo', ni siquiera está contemplado
en nuestro 'sistema educativo'. Resumiendo, no sólo tenemos que inventar eso de
'ser social' o 'responsabilidad social', luego tendremos que aprender a
aplicarlo.
Una vez más, nuestros
barrios, nuestra clase, se ve como se vio el poeta, haciendo camino al
andar.
(*)Con respecto a este
tema, que debe mantenerse vivo, es interesante ver, con la idea de complementar
no de oponer, otras iniciativas, como las que llevan a cabo los compañeros del
Prat, donde, frente a la misma necesidad, le exigen al ayuntamiento que con
el dinero público se priorice dar trabajo público, precisamente para esas
familias.
Juanma.
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