sábado, 26 de febrero de 2011

LA CIUDAD CORROMPIDA

La Ciudad Corrompida

La semana pasada salía a la luz la encuesta semestral que realiza el ayuntamiento de Barcelona sobre la percepción de los problemas de la ciudad y la valoración de los políticos que hacen los ciudadanos. El resultado conseguido por Jordi Hereu ha sido el peor en toda la historia de este barómetro político: por primera vez un alcalde de la ciudad resultaba suspendido.
Estos resultados probablemente reflejan una opinión ampliamente extendida: la responsabilidad política por el clima de corrupción y el fomento de las políticas urbanísticas especulativas, que de ninguna manera se pueden considerar como dos elementos independientes el uno del otro. A pesar de los esfuerzos que ha hecho la prensa del régimen para focalizar la atención informativa en Fèlix Millet y otros personajes similares, ha calado la idea de que la corrupción no es un fenómeno aislado, producto de unos pocos individuos sin escrúpulos, sino más bien un rasgo definitorio de buena parte de la clase política, empresarial y periodística que, si bien mayoritariamente no es culpable de nada concreto, ha favorecido un estilo de gestión política, un hacer la vista gorda de forma descarada y una dejadez en la investigación y la denuncia pública que los hace, colectivamente, corresponsables de una ciudad corrompida.
En el último número de la revista Carrer, de la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona, Marc Andreu publica el siguiente artículo, La ciudad corrupta, donde señala el maridaje entre la corrupción y las políticas urbanísticas basadas en la especulación, ejemplificadas en el comentario que hizo Jordi Hereu sobre el hotel del Palau de la Música: “Una tramitación urbanística más de las muchas que estamos haciendo constantemente”.
La ciudad corrompida
Los casos Pretoria y Palau prueban que el urbanismo especulativo se ha extendido por toda el área metropolitana
Marc Andreu.
Tom Sawyer y Huckleberry Finn son, sin duda, los personajes más famosos de Mark Twain. Pero lo hubieran podido ser Fèlix Millet y Luis García, Luigi, si el escritor norteamericano hubiera reescrito en la Cataluña del siglo XXI su clásico cuento moralista de 1900 El hombre que corrompió una ciudad.
Contrariamente a lo que sugiere el título, el protagonista de la fábula no es el hombre que consigue corromper, “la ciudad más honesta y austera de toda la región”, sino la larga lista de notables burgueses y políticos dirigentes del municipio que son fácilmente corrompidos .
Más o menos como la Gran Barcelona de hoy, donde el prohombre de la burguesía nacionalista Millet y el exdiputado socialista Luigi ponen cara a los casos Palau y Pretoria. Cuando, en cambio, los que salen más retratados son empresarios, medios de comunicación, funcionarios y políticos de casi todos los colores.
“Una tramitación urbanística más de las muchas que estamos haciendo constantemente”. La cita no es una ficción del alcalde de Hadleyburg, sino una realidad que Jordi Hereu declaró a Catalunya Ràdio sobre el hotel del Palau. Es una afirmación que podrían haber dicho el ex alcalde socialista de Santa Coloma de Gramenet, Bartomeu Muñoz, y todos los concejales que aparecen salpicados en los sumarios de Pretoria y Palau en Badalona, Mataró, Sant Adrià de Besòs, Llavaneres, L’Hospitalet, Cerdanyola, El Prat, Sant Cugat, L’Ametlla del Vallès … ¿Y Barcelona?
“Una tramitación urbanística más de las muchas que estamos haciendo constantemente”. Lo primero que choca de la afirmación es que Hereu la hizo el 6 de julio, cuando la jueza Miriam de Rosa ya había imputado el teniente de alcalde Ramon García Bragado y el gerente de Urbanismo Ramon Massaguer-acusados de prevaricación y falsedad en documento con el director jurídico de Urbanismo, Enrique Lambies, arquitecto Carlos Díaz-por haber participado en “una operación especulativa”. La del proyecto de hotel del Palau, planificada discretamente (se inició antes del 2005 y no se hizo pública hasta el 2008) por Millet en connivencia con los departamentos de Presidencia y Economía de la Generalitat, del Ayuntamiento en pleno – gobierno y oposición, excepto ERC por activa e ICV-EUiA por pasiva- y los grandes medios de comunicación. Los que, hasta que la justicia no ha actuado a instancias del movimiento vecinal, silenciaron una operación especulativa reiteradamente denunciada por las asociaciones de vecinos y Carrer (ver los números 111, 113 y 116).
El origen, en Barcelona
“Una tramitación urbanística más de las muchas que estamos haciendo constantemente“. Lo más revelador de la afirmación de Hereu es el muchas y constantemente. Retrata un modelo de urbanismo concertado-al servicio de la especulación y no del interés público que el caso Pretoria prueba que se ha extendido por el área metropolitana. Su origen, sin embargo, está en Barcelona y tiene raíces en la praxis de especuladores aún últimamente noticia como José Antonio Samaranch (por su insultante funeral de Estado), José Luis Núñez (por La Rotonda, las secuelas del Barça 2000 y el fraude a Hacienda) y la familia Sanahuja (por el aniversario de la aluminosis y la quiebra de Sacresa).
“Una tramitación urbanística más de las muchas que estamos haciendo constantemente”. Lo que no concreta esta cita de Hereu-y no aclararán las investigaciones sobre el caso Palau abiertas al Parlamento y al Ayuntamiento y la comisión sobre Pretoria que el PSC se ha negado a abrir en Santa Coloma-es qué operaciones especulativas podrían estar bajo sospecha en Barcelona. El sumario de Pretoria se centra en Santa Coloma, Llavaneres y Badalona, pero apunta también que la trama que ya ha llevado a la cárcel Luigi, Muñoz y los ex altos cargos de CiU Macià Alavedra y Lluís Prenafeta intentaba hacer negocios en todo. Como Horta-Guinardó, donde Luigi quiso pescar entre los 8 millones de euros del proyecto de un polideportivo.
“Una tramitación urbanística más de las muchas que estamos haciendo constantemente”. El alcalde quizá no pensaba, pero los puntos donde más urbanismo se ha hecho en los últimos años en la ciudad aparecen también en el sumario de Pretoria: la frontera con L’Hospitalet que es la plaza de Europa y Gran Vía 2 ( donde aparece implicado el ex concejal del PP y presidente del Meeting Point, Enrique Lacalle) y la frontera con Sant Adrià que es Diagonal Mar. Curiosamente, las dos áreas donde la constructora Espais, de Lluís Casamitjana (imputado en Pretoria por Marina Badalona), focaliza su actividad en Barcelona. Así queda gráficamente reflejado en un mapa de la web de Espais por el que ningún medio de comunicación ha sentido curiosidad hasta ahora. De lo que sí se ha hecho eco la prensa es del intento de tráfico de influencias de Alavedra y Prenafeta con los consejeros Antoni Castells, Joaquim Nadal y Carme Capdevila para vender a la Generalitat el edificio Isla Foro, que Espacios tiene en Diagonal Mar. Una operación especulativa de las muchas que se hacen constantemente. Pero en este caso, frustrada por la “desobediencia” de la secretaria de Habitatge, Carme Trilla.
Cambio de ciclo político y social
Todo ello extiende la sensación no es sólo la ciudad lo corrompido, sino el país entero. La presunta financiación irregular de CiU a través del Palau de la Música y de comisiones del 3% (o más) que ya denunció Pasqual Maragall -y que constructoras como Ferrovial habrían pagado a la derecha nacionalista para la adjudicación de obras públicas- contribuye a la desafección política en momentos clave desde el punto de vista nacional (recorte del Estatut) y socioeconómico (crisis).
Paradójicamente, todo parece indicar que buena parte de los actores dejados en evidencia por aquellos que corromper la Hadleyburg del oasis catalán serán los que protagonizarán el histórico cambio de ciclo político y social que se aproxima en Cataluña y Barcelona. Está por ver si el cambio lo será también de modelo económico, de país y de ciudad. Pero lo que no cabe duda, salvo sorpresas, es que este cambio histórico no lo capitalizará el ideal y la ética socialista en la que Mark Twain creyó al final de su vida.
Ante el gran poder económico y especulativo, del nacionalismo neoliberal en ascenso y de la socialdemocracia en retirada; ante los Millet y Luigi que Twain hubiera podido situar de inspiradores actuales de El hombre que corrompió una ciudad, sólo hay una oposición : la rebeldía de personajes como Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Ellos serían hoy vecinos de los barrios metropolitanos. Y probablemente se hubieran manifestado el 10 de julio en Barcelona por el derecho democrático a decidir. O se sumarían, el 29 de septiembre, a la huelga general. Ni que fuera para protestar contra quien corrompió una ciudad, una sociedad. La nuestra.

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