viernes, 1 de julio de 2011

EXCLUSIÓN Y RACISMO EN LAS AULAS.

Siempre he pensado que de un buen libro nadie sale ileso. Ni el autor. Eso es lo que pasa con LA ESCUELA ROTA, que duele. No es un dolor espectacular o mediático. Es un dolor oscuro y difuso, sin un un foco concreto donde aplicar ungüentos o cataplasmas.

¿Que hilo conductor puede asociar las hojas de una mata 'macho' de 'maría', sin efectos psicotrópicos ninguno, con policías en la escuela, agresiones físicas y expulsiones de chavales de su instituto? ¿Que puede justificar la condena de un adolescente a la marginación, al desarraigo, a la delincuencia? Respuesta: La torpeza, la estupidez, la ignorancia, es decir, el miedo como ley suprema. Esa falsa y macabra convicción por medio de la que priorizamos la seguridad sobre la verdad.


Puedo mirar hacia otro sitio, pensar que no es a mi a quien duele. Poner el grito en el cielo para que alguien lo oculte, para que las leyes corran un tupido velo o para que la beneficencia social corrija mi autismo. Pero el dolor, el problema, seguirá ahí. Formando parte de mi en la medida que mi cuerpo real, mi ser, no soy sólo yo, en la medida que mi 'yo' no puede existir sin el 'nosotros'.


En eso consiste el relato que Toni de la Rosa hilvana en LA ESCUELA ROTA. El modo y manera en que, el error que tu cometes, también es mi error, razón por la cual, el daño causado, lo acabaremos pagando tu y yo, es decir, 'nosotros'.


Ese 'nosotros' es el verdadero protagonista del relato. Por más que en el libro se concrete en la directora atenazada por su ambición, en los padres de un chiquillo a quien acusan de 'camello', en unos profesores a quienes desborda su papel social, en muchachos a quienes la única forma de afianzarse que les han enseñado es machacar al prójimo o en políticos y técnicos sociales que no se enteran... que no quieren enterarse. El escenario conseguido es tan creíble, tan próximo, tan cercano que su lectura acaba haciendo del lector un protagonista más. Tal y como su escritura parece haber hecho con el propio autor quien, en un gesto a lo Francisco Candel, es el primero que se pringa en el 'fregao' con las consecuencias que su lectura desvela. Un gesto resuelto en primera persona con toda la maestría que proporciona saber que por debajo de lo narrado, de lo vivido, sólo esta el infierno. Un trazo narrativo que describe un trayecto duro y difícil pero urgente y necesario. ¿Que más se le puede pedir a un libro?


Son doscientas cuarenta páginas encuadernadas en rústica (15x21cm). Ideal para desconectar el televisor y darle a la butaca usos más elevados. El inconveniente son los 18 euracos. Esta claro que no piensan en los trabajadores cuando ponen precios. Sin embargo, habrán merecido la pena. No se trata de ninguna novedad, esta editado por Ediciones Carena en el 2008, dentro de su colección 'Narrativa'. Ni siquiera es la última obra de Toni de la Rosa que presentó en mayo de este año 'Los que no importan'. Pero es que, ésta, no pretende ser una sección de novedades, sino de buenos libros.


Juanma.

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